![](http://photos1.blogger.com/blogger/1647/2895/320/Viaje_al_Norte%20035.jpg)
![](http://photos1.blogger.com/blogger/1647/2895/200/Viaje_al_Norte%20061.jpg)
Parte de Viaje Nº 2 – Cachi por un día 12/02/2006
Tipo 7.30 de la mañana me pasa a buscar en una Kangoo Daniel, el guía que me llevaba a mi a tres turistas más en un viaje por un día a Cachi. Mis compañeros de ruta turística eran dos alemanotas rubias que a duras penas hablaban ingles y algo de oído en castellano y un tano personaje. Ah, cuando digo alemanotas, no me refiero a dos rubias infernales con pechos prominentes, cintura de avispa, nalgas pronunciadas y dos trenzas a los costados de la cara, sino todo lo contrario, dos alemanotas gigantes, con la cintura de mi lavarropas, los pechos en prominente caída que se termina haciendo una sola cosa entre panza y teta. Esto sin mencionar que tenían menos onda que un pelo lacio. El tano buena onda, hablaba poco y de entrada se le notaba que su suerte no era de las mejores al tener que compartir el asiento trasero con ellas.
Volviendo al tema del viaje a Cachi, salimos de Salta con un día lluvioso típico de la época. La ruta estaba tranquila. Fuimos por la Cuesta del Obispo, pasando por la Quebrada de Escoipe, la recta de Tin Tin (creo que hubo una explicación si mal no recuerdo de que tin tin quería decir “en unión” o algo así), el Parque Nacional Los Cardones y por fin Cachi. Todo ese viaje fue increíble. La Cuesta del Obispo es magnánima, grandilocuente. El paisaje me hizo acordar a las fotos que vi de Machu Pichu. Ese viaje por la Cuesta la hicimos escuchando “el cóndor pasa” y “Huanuqueando” (versión Divididos), y no se si no fue por eso, que al salir de una curva nos encontramos con tres cóndores dando vueltas en círculos al costado de la ruta. Daniel, el guía, un flor de personaje. Me enseñó a coquear, cosa fundamental para aguantar y llevar como se debe a la altura. La coca se convirtió en elemento imprescindible en todo el viaje.
Pasar de la Cuesta del Obispo al Parque Nacional Los Cardones es increíble. De una vegetación frondosa, abundante, donde todo es verde, se llega a un altiplano, árido y desértico, donde solo hay arbustos, llamas y burros, y desemboca en la recta del Tin Tin (18 km perfectamente rectos a 3000 MSNM), por la que cruzamos al medio el Parque Nacional Los Cardones por el bosque de Churqui Gigante, con una población multimillonaria de cardones, nos contaba el guía (Daniel) que crecen 20 cm el primer año y después un centímetro por año, y llegan a medir hasta 15 mts. Tamañas bestias están ahí, paradas al costado de la recta del Tin Tin (no dije que la habían trazado los incas, no?) y trepan las montañas. Cuanto más alto se sube, más crecen. Increíble.
El primer pueblo antes de Cachi es Payogasta. Lo pasamos como alambre caído, pero fue muy lindo pasarlo. Las imágenes que quedaron en mi cabeza era el contraste entre lo blanco del pueblo y el cielo azul con algunas nubes, y una viejita, recontra abrigada y con sombrero, caminando al costado de la ruta. Por fin Cachi, que nos recibió con un día espectacular, lleno de turistas. La ciudad se quedó en el tiempo. Es increíble ver las casas apuntaladas para que no se caigan las paredes de barro. Las puertas esquineras que dan a las dos calles (según contaba nuestro amigo a esa altura del viaja, el guía Daniel) que eran para evitar la tierra que levantaba el viento. Cuando soplaba de un lado cerraban la puerta y abrían la del otro lado. Toda una cencia.Hicimos la visita recomendada por el guía: Visitar el Museo Arqueológico y la Iglesia y dar vueltas por el pueblo. Y así hicimos. Primero el museo con piezas interesantes, morteros y morteros y más morteros, puntas de flechas, lanzas, vasijas y demás restos arqueológicos como corresponde a un museo arqueológico. De ahí salimos e hicimos 20 metros hasta la iglesia. Increíble! Vale la pena sentarse a rezar y mirar el techo, las imágenes de la Virgen, el Cristo, todo es increíble.
El almuerzo lo hicimos en un bodegón por ahí y me tocó compartir la mesa con el tano. Por Dios, que charla más bizarra. Después de comer y como para bajar un poco la comida recorrimos el pueblo, fue como habernos subido a la máquina del tiempo y viajar al pasado. Un lugar para recorrerlo y si se puede pasar una noche mejor.
Después nos juntamos en la plaza con el guía, coqueamos un poco y pegamos la vuelta. Hubo un intento de charla con las alemanas pero en vano. Es como que estaban bien como estaban: en silencio y viendo para todos lados. Me acuerdo que una de esas conversaciones estériles fue que ellas no entendían cómo había gente que podía vivir tan alejado y sin tanta cosa fuera de la civilización. No entendían la vida del tipo que vive al otro lado del río Escoipe, en su campo, cultivando su tierra y sin medios de transporte que lo lleven y lo traigan. Y bue… cosas que pasan.
El viaje terminó a las 7 PM en el centro de Salta. Después unas empanadas y a dormir que al otro día a las 6.30 AM salía el bondi a Cafayate.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario