mayo 03, 2006

Viaje al Norte - Febrero 2006

El Norte 2006
El recorrido que hicimos fue desde Cafayate hasta La Quiaca, pasando por Cachi, Salta, S.S. de Jujuy, Purmamarca, Tilcara, Humahuaca, La Quiaca, Yavi y Villazón.
Lugares principales más atractivo: En realidad todos. Toda la quebrada es increible. Tienen rasgos, cada uno, muy particulares. Cafayate y Salta por un lado, tienen otra cultura mucho más criolla si se quiere que los pueblos de la Quebrada, donde los rasgos de la cultura aborigen son mucho más marcados. Mismo La Quiaca y Villazón (Bolivia), que se los puede catalogar como feos, tienen un encanto muy particular en la gente, en las tradiciones, fiestas, cantos, etc.
El más especial: Creo que Tilcara. Tiene una magia muy especial. En la gente, en los alrededores y en el mismo pueblo. Tiene muchísimas cosas para hacer por ahí. Una que hice yo y la recomiendo es alquilar bicis en lo de Carlitos (un porteño culto literato que se puso su bicicletería y tiene la mejor onda) y hacer excursiones por ahí. Nosotros nos fuimos hasta Juella (10 km al N). Es fundamental visitar el pucará en ruinas (si lo descubren) que está en un lugar un tanto inaccesible. Por favor no llevarse los restos arqueológicos que abundan por doquier!
Costumbres distintas compartidas en la puna argentina: Me tocó vivir todo el proceso previo al carnaval y el mismo carnaval. Es increíble. La mezcla entre la cultura prehispánica de la zona, con su culto a los dioses inti (sol) y pacha (tierra), y lo religioso es increíble. Viví los jueves de compadres y comadres, donde en cada pueblo, los hombres primero y las mujeres después, se juntan a tomar y bailar hasta caer redondos. Después el topamiento de las comadres, cuando empieza el carnaval y desentierran al diablo. Y después de todos esos días de alta jarana, lo vuelven a enterrar al diablo para que no joda durante el resto del año. Es increíble las comparsas, los colores, el espíritu de la gente por vivir el carnaval. Para el mundo en esas casi dos semanas.
Una costumbre que aprendí al toque que llegué fue la de "coquear". Me sirvió en todo el viaje y se lo debo al guía del grupo con el que fui a Cachi (Daniel, un personaje salteño para conocer).
Otra costumbre que aprendí es a saludar a cuanto personaje se cruza. El "Buenas" es increíble. Cuando los saludas, te contestan con una sonrisa. Difícil de encontrar por estos pagos.
Describí cómo te sentiste, qué disfrutaste más, cuáles fueron las sensaciones: Para mi este viaje fue distinto. Cuando lo encaré fue pensando en ir a buscar datos de mi abuelo y de sus padres. Mi abuelo nació (todavía no se cómo llegó ahí) en Purmamarca en el año 1913. Cuestión que llegar a Purmamarca fue con otro gusto. Si bien mi abuelo solo nació ahí y después volvieron a La Quiaca (donde su padre (mi bisabuelo) era el Administrador de la Aduana de allá), era una sensación rara la de estar por ahí e imaginarme que mi bisabuelo debe haber estado caminando por esas dos calles principales (de las 8 que tiene en total) seguramente y yo estaba ahí parado… es raro.. Quizás por la altura sentía esas cosas… o quizás por la coca… que se yo… cuestión que tiraba un poco eso de la historia de mi flia. Lo mismo en La Quiaca y quizás por eso no la vi tan "fea".
También es típico de estos paisajes que una de las primeras sensaciones es sentirse chiquito y que a uno no le alcanza nada para poder difrutar todo lo que está viendo y viviendo. Para esto quizás sería bueno hacer el tipo de viaje que hacen los europeos que me crucé (entre 3 y 6 meses viajando promedio como si nada).
Disfruté muchísimo conocer gente. Es como que por estar solo estaba más charleta, mejor predispuesto, y me ponía a hablar hasta con las paredes casi. Así conocí mucha gente. Un de los personajes que me crucé fue una chica evangelista de 14 años ahí mismo en Purmamarca. Ella venía a reclutarme. Lo que disfruté esa charla religiosa casi ecuménica con ella fue increíble, con su fe ciega y más que fuerte, fue muy buena. Hasta me hizo rezar con ella en el medio de la plaza de Purmamarca! Ostias, si. Pero no me arrepiento para nada. Ella se llamaba Romina.
Disfruté también mucho cuando vino Magui, fue excelente. Pero esos detalles me los guardo, ja! Fueron muy buenas las excursiones que hicimos y fue buenísima esa sensación, después de un largo tiempo de soledad, reencontrase con alguien conocido y querido y demás…
Y la sensación más chota fue la de volver… ese tiempo muerto en el aeropuerto de Jujuy esperando el avión para subir y volver fue terrible. Y lo peor es cuando se llega a Aeroparque y el gris Buenos Aires y la manada impenetrable de camiones, bondis y autos que dominguean por la ciudad le dan a uno la bienvenida. Un bajón! Y ni hablar del lunes a las 8.30 AM. Say no more
Recomendaciones:
a) Coca.
Fundamental para la altura. Aprender a coquear es fundamental. Por más asco que les de a algunas, meterse las hojas de coca entre el cachete y las encías y NO MASCAR!! Solo dejar que salga el juguito que tiene gusto a te. También hay unas pastillas (Sorochepil Plus o algo así) pero prefiro la coca en hoja o en saquito para te.
b) Altura de menor a mayor: A mi me resultó hacer el viaje desde lo más bajo a lo más alto (o sea de Sur a Norte) e ir haciendo el acostumbramiento tranquilo a lo largo del viaje. Llegué hasta los 4170 MSNM y no me pasó nada.
c) Interactuar con los vaqueanos. Es fundamental para entender qué carajo les pasa por la cabeza y cómo viven. Uno cuando lo ve de afuera, no entiende. Y casi que mira raro las cosas que hacen. Esto puede hacer sentir a alguno medio incómodo. La primera parte que hice del viaje la hice solo. Hice hablar hasta las piedras y eso me ayudó mucho a meterme en el lugar y en la cultura de esta gente.
d) Hacer el viaje tranquilo! Es impresionante, uno se embala y quiere recorrer todo y las distancias, por más cortas en km que sean, son largas en tiempo. Por suerte se maneja muy tranquilo por allá y se respeta mucho las velocidades y las señalizaciones de las curvas. Pero en ese metejón por querer conocer todo, uno se la pasa viajando y no disfruta cada lugar.
e) Dejar siempre algo sin ver para volver.
La verdad es que estando en Cafayate y en Tilcara, los dueños de los hoteles son unos fenómenos y vale la pena recomendarlos.
En Cafayate (Vieja Posada - www.viejaposada.com.ar) es una pareja de porteños recién casados que se fueron a vivir allá y están cumpliendo un sueño. Te lo demuestran desde que llegás hasta que te vas. Te dan lo que no tiene. Te hacen sentir más que cómodo. Largas charlas, mate, música, sueños, etc, todo se comparte en esa galeria. Es increible el lugar.
En Tilcara (Malka - www.malkahostel.com.ar) tiene una subida que la puteas cada vez que la tenés que subir, pero allá arriba te reciben con un lugar que está muy pero muy bien puesto, cuidado y mantenido. Tiene cabañas y hostel. Está asociado con Hosteling International, con lo cual tienen descuentos para los socios. Los dueños son Juan y Tere. Otros dos porteños que se fueron a vivir para allá. Estos hace más tiempo que estan por esos pagos (20 años) y todo está manejado y cuidado por cada integrante de la familia. Tiene 3 hijos que por lo general son los que hacen el desayuno. Y tiene 3 perros que son de película. Te sacan a pasear por el pueblo.